Nuestra Asamblea apoya unánimemente el acto de homenaje a l@s maestr@s republican@s, anima a la participación en el mismo y suscribe el siguiente MANIFIESTO:
La II República supuso para gran parte de la población española el despertar a la cultura, a la educación; materias hasta entonces reservadas a unos pocos.
El ideal republicano demandaba una ciudadanía formada. Universalizar la educación sería así una de sus prioridades. Se extendió la educación proliferando la construcción de escuelas, se funcionarizó la profesión de maestro y se arrebató a la Iglesia el cuasi monopolio que hasta entonces había tenido sobre la educación, sacando la religión de las escuelas públicas. La escuela republicana se presentaba como una escuela pública, obligatoria, laica, mixta, inspirada en el ideal de la solidaridad humana, donde la actividad era el eje de la metodología.
Alumnos y alumnas eran los verdaderos protagonistas, dejando de ser sujetos a moldear y adoctrinar. Desarrollar las capacidades del individuo, su creatividad, su sentido crítico, su libertad, eran los ejes de la nueva educación republicana. Una educación entendida de todos, para todas y todos, con independencia de su situación económica o social. La educación como base del cambio social que los valores republicanos encarnaban.
Aquél despertar resultó truncado por el oscurantismo de la escuela franquista. Las maestras y los maestros republicanos y sus métodos de enseñanza, perseguidos y expulsados de la escuela. La Iglesia retomó nuevamente el control de la enseñanza. El alumnado dejaba de ser protagonista para convertirse en sujeto al que adoctrinar y disciplinar. Volvíamos a la escuela elitista, segregadora, supersticiosa y excluyente.
Con la llegada de la democracia se universaliza la educación con la extensión de centros de titularidad pública. La educación de todos vuelve a ser protagonista pero se queda incompleta la necesaria separación entre escuela y religión. El adoctrinamiento en las creencias católicas es de obligada oferta en todos los centros educativos financiados con fondos públicos a causa de los acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede aprobados pocas semanas después de promulgada la Constitución de 1978.
En los últimos años, la Iglesia está tratando de ampliar su influencia en las escuelas. La religión vuelve a ser protagonista en el debate educativo, ocupando espacio público en nuestras escuelas a hombros de los responsables políticos que impulsan la construcción de centros de ideario religioso financiados con dinero público. Volvemos a la escuela segregadora, la que adoctrina, la que separa a niños y niñas, la que se muestra intolerante ante los avances sociales.
Aquí en Rivas, estamos viviendo uno de estos casos. La Comunidad de Madrid trata de romper el mapa escolar público, impulsando la apertura de un colegio religioso, financiado con dinero público, mientras paraliza la construcción de un colegio público. La Asamblea por la Educación Pública de Rivas, plataforma en la que participan entidades sociales y vecinales, grupos políticos, sindicatos, ampas y profesorado, ha presentado más de 6.000 firmas en defensa de la escuela pública, reclamando a la Comunidad la construcción del colegio público.
Ante la vuelta al pasado que nos quieren imponer es hoy más necesaria que nunca la lucha por una escuela pública y laica. Queremos una escuela libre de adoctrinamiento. Una escuela científica que respete la libertad de conciencia del menor, que eduque en igualdad, libertad y tolerancia, que tenga por objeto la formación de ciudadanas y ciudadanos libres con espíritu crítico. Una escuela verdaderamente democrática. Una Escuela pública y laica de todos, para todas y todos.
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